En la década de los años 20 aparecen las primeras firmas
cosméticas como Elizabeth Arden, Helena Rubinstein…
Coco Chanel lanzó su primera colección de maquillaje a base de
barras de labios y polvos faciales y su famosísimo Chanel Nº5.
En 1921, París se transforma en el hogar de una verdadera
revolución en la historia de las barras
de labios, es la primera vez que se usa un producto de esta categoría en un
tubo y se vende en el cartucho. El éxito es tal que en 1930 el comercio de
barra de labios domina el mercado estadounidense, con lo que surge una nueva
etapa para el desarrollo de estas formulaciones.
A principios de la década de los 20 se inventó la más cara de pestañas o rimel (una mezcla
de vaselina y carbón) que se convirtió en un éxito instantáneo. Se aplicaba con
un pincel fino.
En 1925, aparece en el mercado la primera laca de uñas de color, que rápidamente
consiguió miles de adeptas.
En esta década hay dos vidas paralelas a destacar, es el
caso de las divas de la belleza Elizabeth
Arden y de Helena Rubinstein.
Elizabeth Arden, nació en 1884 en un pueblo cerca de Toronto.
Su primer trabajo fue como enfermera, sus estudios la permitieron adquirir unos
conocimientos muy profundos sobre la salud física.En el corto tiempo que trabajó como enfermera conoció a un
bioquímico que trabajaba en una fórmula para regenerar la piel después de un
accidente.
Para poner en práctica sus ideas se trasladó a New York, y
en 1910, abrió su primer salón en la Quinta
Avenida.
Su primer producto consistía n una pequeña gama de cremas y
lociones, cuando murió, dirigía un imperio que fabricaba 450 productos
diversos.
Arden fue pionera
en una industria compleja, y la convirtió en un sector de fabricación de
productos bonitos y modernos. También fue pionera al crear un método para el
cuidado de la piel, desbancando a la idea de aquella época de que la misma
crema servía para todo y para todos. De esta forma nace una nueva fórmula en el
tratamiento moderno, los cuatro pasos básicos, limpiar, tonificar, hidratar y
nutrir con diferentes fórmulas para distintos cutis.
Un viaje a Europa antes de que estallara la Primera Guerra Mundial le
permitió entender desde otro lugar el maquillaje, en el que descubrió la
máscara de pestañas y la sombra de los párpados.
Estuvo en el salón de Helena
Rubinstein y compro muestras de todos sus productos, para conseguir las
fórmulas exactas de los productos de su rival.
En 1915, se enteró de que la Rubinstein
quería establecerse en USA, por lo que se estaba por desatar una guerra sobre
todo porque Arden no soportaba la
idea de que Rubinstein se
autoproclamara la reina mundial de la belleza.
En las décadas de los años 20, 30 y 40, Elizabeth Arden expandió la distribución de su firma a Europa, Canadá,
América del Sur, Australia y las Antillas. En 1939, para promover sus
productos, fue la primera que realizó publicidad comercial destinada a ser
proyectada en salas de cine.
Helena Rubinstein, fue una pionera del mundo de la belleza.
Nació en 1872 en un humilde barrio judío de Cracovia. Con 24
años decidió trasladarse a Australia para ganarse la vida.
Poco se podían imaginar que pronto la diminuta Rubinstein, por su metro cuarenta y
siete de estatura, iba a revolucionar el continente austral.
El clima australiano era árido y todas las mujeres se
interesaron por lo que la polaca usaba en la piel, ya que tenía la piel tersa e
hidratada. Así es como nació la primera crema hidratante de Helena Rubinstein. Tuvo tanto éxito que
decidió abrir su primer centro de belleza para promover mejor la venta de sus
cremas, y fue el primer salón de belleza
de la historia.
En 1902, Helena
consigue que el maquillaje no sea un privilegio de unas pocas sino un derecho
de todas las mujeres. De ella es la famosa frase. “No hay mujeres feas, ¡sólo
mujeres perezosas!”.
En vista de su éxito decide ampliar nuevos horizontes y abre
un nuevo salón en París, en 1912 donde divulgó extensamente el lápiz labial.
Inventó el “mascaramatic”,
la máscara de pestañas provista de un cepillo interior que hoy en día llevamos
en el bolso. También inventó la primera máscara
waterproof a petición del equipo norteamericano de natación sincronizada.
Cuando empieza la Primera
Guerra Mundial se traslada con su familia a Estados Unidos
donde se vuelca en cuerpo y alma para construir su imperio industrial y
financiero. A finales de los 50 ya tiene 14 fábricas de cosméticos.
Para la moda, dos destacables diseñadores de la época fueron
Mariano Fortuny y Jeanne Lanvin.
Mariano Fortuny, nacido en Granada en 1871, su familia provenía del mundo del
arte, su padre mariano Fortuny, y su madre, Cecilia Madrazo, hija del pintor
Federico de Madrazo.
Desde muy joven destacó por su talento artístico, exponiendo
por primera vez en Londres en 1984 y 1897.
En sus obras reflejó el estilo
del modernismo y su espíritu ecléctico. Participó en la elaboración de los
vestuarios y escenografías del teatro de la Scala de Milán.
Sus creaciones para el mundo de
la moda son especialmente importantes. Recuperó el gusto por la indumentaria de
la Antigua Grecia y creando un estilo muy personal y de gran éxito, caracterizado
por largas túnicas hechas de telas ligeras con pliegues muy finos. Igualmente
se implicó en el diseño textil, innovando en el tintado de las telas y los
estampados, para hacerlos parecer de la Antigüedad.
Su primera creación fue el chal
Knossos, una túnica de corte similar a un sari, confeccionada con seda
estampada. Este modelo, fue usado incluso por Mata Hari.
Su creación más importante fue el
vestido Delphos, el cual, nacido a partir de un simple retal de tela,
que Fortuny consiguió plisar de forma permanente con un método secreto (incluso
inventó una máquina para ello), y que todavía no ha conseguido aclararse, al
igual que los sutiles matices cromáticos de la tela.
El corte del vestido es muy sencillo y se combina
sobre cuatro trozos de tela de mismo tamaño que se cosen entre sí uniendo los
anchos, dando lugar a una funda cilíndrica de igual anchura que altura. Esta
túnica se ajusta a los hombros mediante el cosido del borde superior de la tela
y deja, lógicamente, una abertura central para introducir el cuello y, dos
laterales para la entrada de los brazos.
Jeanne Lanvin comenzó su andadura en el mundo
de la moda, como sombrerera con 13 años en París, pero unos años después
conseguiría abrir su primera boutique de sombreros, donde vendería sus primeras
colecciones, solo de sombreros.
Inspirada en su hija, Lanvin
comenzó a diseñar algunas prendas para ella,. Las cuales llamaron la atención
de varias personas acaudaladas de la época y que le encargaron copias para sus
niñas.
Tras un fracaso matrimonial, la
diseñadora lanzó una colección infantil, convirtiéndose sin quererlo en
creadora de este tipo de moda. Sus diseños sueltos y de alegres colores eran
diametralmente opuestos a las miniaturas para adultos con que se vestía a los
niños de la época, lo que explica el
éxito obtenido. Dicha línea pronto fue creciendo y se amplió a otra para
jóvenes y esta a una para mujeres.
Fue una de las primeras
diseñadoras en fragmentar el mercado y crear vestidos específicos para las
jóvenes. Controlaba cada vestido que salía de su taller, y si éste no era de su
gusto, lo echaba atrás, si estaba conforme, lo firmaba con una gran pluma azul.
En una de sus visitas a un museo
italiano, quedó extasiada con el color azul de Fra Angélico, y decidió convertir
aquel tono en el color emblemático de su casa de modas, el Azul Lanvin.
Su estilo es ligero, fluido,
exquisito, tiende a atenuar los contornos, simplificar los volúmenes y las
líneas, concentrando la esencia de la feminidad, eliminando poco a poco,
cualquier artificio.
Fue la primera diseñadora que
introdujo un logotipo en su marca. La imagen consiste en una madre y su hija
con las manos entrelazadas.
Al empezar la Primera Guerra
Mundial, creó un vestido camisero que marcará la línea de los años 20, pues su
sobriedad se adecuaba perfectamente al austero espíritu de la posguerra.
A partir de 1925 la casa Lanvin se lanzó al diseño de
moda masculina y creación de perfumes, naciendo en dos años, catorce aromas.
Tras la muerte de Jeanne en 1946,
numerosos diseñadores se han ido encargando de la casa de modas, incluyendo a
la hija de la propia Lanvin, Giorgio Armani, o Alber Elbaz en la actualidad.
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