viernes, 28 de marzo de 2014

Twiggy









Modelo: Gema de Miguelsanz
Maquilladora: Ana Belén García (www.anbelmakeup.com)
Vestuario: Ángela Agudo
Fotografía: Ana Belén García (www.anbelmakeup.com)


viernes, 21 de marzo de 2014

Op Art o Arte óptico


Este movimiento pictórico nacido en Estados Unidos en abril de 1958 y consolidado a lo largo de los años 60, junto con el Pop Art, fue una de las principales corrientes artísticas de la época.

Inspirado en los juegos ópticos para niños de mediados del siglo XIX, las obras del Op Art buscan interactuar con el espectador, provocando una sensación de movimiento virtual mediante efectos de ilusión óptica, situación que desencadena una respuesta dinámica del ojo y una cierta reacción psicológica derivada de su apariencia sorprendente.

Las características del Op Art, serían:
  • Ausencia total de movimiento real, todas las obras son físicamente estáticas, a diferencia del arte Cinético. 
  •  El artista busca crear efectos visuales tales como movimiento aparente, vibración, parpadeo o difuminación. Emplea figuras geométricas simples, como rectángulos, triángulos y circunferencias en tramados, combinaciones o formaciones más complejas.
  • Usa líneas paralelas, rectas, sinuosas, contrastes cromáticos marcados, bien poli o bicromáticos, cambios de tamaño y de forma, etc, entre otros recursos ópticos.
  • El observador participa activamente moviéndose o desplazándose para poder captar el efecto óptico completamente.
  • El material utilizado es el acrílico para obtener superficies lisas, limpias y muy bien definidas.

La aparición de este movimiento fue rápidamente aceptada por el público, por sus estudiadas formas, y su influencia alcanzó no solo la pintura, si no otras áreas como la publicidad, la gráfica y la moda.

El Op Art entró en la moda con sus diseños cuadriculados y tridimensionales, y rápidamente, los diseñadores textiles y de moda de la década de los 60, no tardaron en asimilar estos movimientos artísticos y aplicarlos en el vestir. Lograron de esta manera que el buen diseño fuera una realidad al alcance de muchos, de fácil acceso para las masas de clase media.

El corte de estas prendas era sencillo, todo se basaba en los estampados geométricos de la prenda, distorsionados ópticamente, con gran presencia de contrastes blancos y negros, aplicados tanto en vestidos, dos piezas, zapatos, complementos, etc. Era lo último para las amantes de la moda de la época.

Mary Quant

Audrey Hepburn

Se pierden las “combinaciones armónicas” conocidas hasta entonces, para enfocarlas hacia mezclas casi imposibles. Vestidos muy cortos, conjuntan con chaquetas hasta media pierna, y los tejidos muy fluidos, varían desde gasas, satén a algodón muy fino. Un tejido muy sesentero y muy aplicado a esta moda y época es el Charol.

La versatilidad de los tejidos ayudan a que los efectos ópticos de estas prendas atraigan aún más la atención visual de quien lo mira.

Diseñadores del momento, que emplearon el Op Art en sus colecciones fueron Pierre Cardin y André Courréges en Europa, y Rudi Gerneich en Estados Unidos.

Op Art en Vinilo de André Courréges

Pero el gusto por el Op Art no queda reducido a una sola década, a finales del siglo pasado, en los ’90 la moda de los efecto ópticos volvió de nuevo con fuerza, y en los primeros años del siglo XXI, más de lo mismo.
Diseñadores como Marc Jacbos, Louis Vuitton, Dolce & Gabanna, Balmain O Angel Schlesser, han reclutado para sus colecciones, rombos, dameros, rayas, apostando por las tramposas geometrías bicolores. 

Arlequines de Marc Jacobs

Visión Op art de Luis Vuitton


viernes, 14 de marzo de 2014

Maquilladores y diseñadores de los años 60

Seguimos en nuestro viaje por la década de los años 60, y hoy nos plantamos para hablaros de maquilladores y diseñadores destacables del período.

En los años 60 nos encontramos películas como “Cleopatra” en el que el exótico look de la reina egipcia aún se aprecia en la moda contemporánea.


“Cleopatra” se estrenó en 1963 y sigue siendo una de las películas más importantes de la historia. No sólo por su presupuesto, que fue el más caro utilizado en una película por aquellos años, sino por su mística. Los icónicos trajes de Cleopatra, protagonizado por Elizabeth Taylor, tuvieron gran impacto en la moda y en las tendencias del maquillaje de la época.



El maquillaje de Cleopatra estuvo a cargo de Vivianne Walker, que también trabajó en otras películas como “Funny Girl” protagonizada por Barbra Streissand.



En aquella época un comercial de Revlon publicitó el “look Cleopatra”, destacando los “ojos esfinge” y el lápiz labial “Fire and Ice” en rojo perfecto que rompió record de ventas. En 1962, Revlon debutó en Japón y en vez de adaptar sus anuncios y el uso de los modelos japoneses, Revlon optó por utilizar su base de publicidad y modelos de EE.UU. Las mujeres japonesas les encantó la mirada americana, y las ventas de 1962 llegaron a casi 164 millones de dólares.


Una de las grandes sex symbol de los años 60, fue Ursula Andress, la eterna “chica Bond”, que recibió el papel en la primera película de James Bond en 1962.

Para la mítica escena de la playa, Ursula tuvo que someterse a largas sesiones de maquillaje con John O’Garman, ya que debía aparecer completamente bronceada cuando en realidad estaba blanca.


Respecto a los diseñadores:

Empezamos por Mary Quant, nacida en Londres en 1934, y diseñadora por excelencia de los años 60.


Inventora de la minifalda, encarnó una moda informal para jóvenes con su estilo sencillo y colorista, su símbolo de la margarita, identificativo de sus prendas,  difirió con la seriedad de la moda imperante en la época. Sus diseños, inspirados en la juventud, se basaban en el atuendo de las colegialas: faldas cortas de tablas, calcetines y zapatos con tiras en los tobillos, pegaron muy fuerte en la década de los 60, siendo fieles representantes de la moda británica del “swinging London”.

Aunque cursó estudios de arte, comenzó vendiendo ropa de otros diseñadores en diversos negocios que montó con su marido Alexander Plunket Greene, donde introdujeron la era Mod y el Chelsea Look. Comenzó a vender sus propios diseños cuando comprobó que no encontraba lo que quería en las tiendas de la ciudad.


Creadora de la minifalda (aunque hay quien afirma que no fue ella si no el modisto francés Courrèges), que alcanzó los escandalosos 34 cm en 1964, el estilo colorido y sencillo de sus prendas, reflejan toda una época: estrechos jerseys de punto, pantalones de campana, guantes de malla, sombreros de piel, medias estampadas e impermeables de colores chillones, son solo una muestra de lo que Mary Quant aportó a la sociedad inglesa, y posteriormente a nivel mundial, de sus creaciones. Igualmente, gracias a sus precios asequibles y su estilo rebelde y juvenil, consiguió un espectacular éxito comercial.


Pero no solo es conocida y reconocido su éxito en el diseño textil, si no que, en su afán de crear productos asequibles, lanzó una marca de cosméticos, que al igual que sus prendas, fueron una máquina de producción de éxitos.
Modelos y divas de la época, como Twiggy, Briggite Bardot o Nacy Sinatra entre otras, popularizaron sus prendas, esencialmente la minifidalda.

Yves Saint Laurent:

Nacido en Orán, de familia adinerada, desde muy pequeño se sintió atraído por la moda, especialmente por los diseños para teatro. 


Comenzó su carrera en el mundo de la moda, enviando varios diseños a un concurso en Paris en el año 50. Quedó en tercera posición, y sus diseños sorprendieron gratamente a los entendidos de la época. Comenzó estudios en la Chambre Syndicales de la Couture, donde posteriormente se matriculó, pero no llegó a finalizar los estudios, abandonando la escuela a los pocos meses. En 1951 volvió a participar en el Concurso, derrotando a un joven Karl Lagerfeld, y deslumbrando a un joven Christian Dior.

A los 18 años comenzó a trabajar para la casa Dior, de la cual, el propio maestro le nombró sucesor al poco tiempo, cosa que sorprendió a propios y ajenos, más aún cuando Dior murió repentinamente el mismo año por un infarto. Alcanzó un resonante éxito al prolongar el estilo New Look acuñado por Dior.


A finales de 1960, YSL creó su propia casa de costura, ayudado por su inseparable Pierre Bergé, lanzando su primera colección Ligne Trapèze, convirtiéndose en un éxito instantáneo. La imagen de la empresa, y su logotipo se crearon en 1961 y a día de hoy siguen siendo utilizadas.



Sus colecciones destacaron por la incorporación del esmoquin al vestuario femenino, y su implantación del prêt-à-porter. También fue el primer diseñador que incorporó mujeres de raza negra como modelos en sus desfiles.
En el desfile de Otoño de 1966, presentó su vestido inspirado en Mondrian, causando sensación, y convirtiendo en iconos artísticos dichas prendas.



Será en 1968, por la primavera-verano de aquel año, cuando aparezca también, la primera y famosa chaqueta sahariana de Yves con el estilo safari con un lado muy sexy.


Siempre envuelto en polémica, con varios baches económicos, problemas de salud…en 2002 la ilustre casa de modas fue cerrada; y aunque hoy en día ya no existe, la marca sigue vigente, mantenida por Gucci.



viernes, 7 de marzo de 2014

Los años 60

Continuamos en nuestro viaje al pasado y retrocedemos hasta la década de los 60.

Década aperturista. La juventud de la época se dejaba llevar por la novedad del mundo de la cultura pop, el arte y la moda; todo era desenfado y contemporaneidad. Artistas y diseñadores tuvieron la necesidad y libertad de expresarse y experimentar con materiales nuevos, como son los sintéticos y rígidos. El cine deja de tener tanto protagonismo social como hasta entonces y la música cobra importancia. Surgen grupos como The Beatles y se crean comunidades hippies en Estados Unidos.

Destaca el movimiento de arte pop, encabezado por Andy Warhol, icono de dicho movimiento y no conocido solo por sus coloridas obras de las estrellas del momento, si no por sus impresiones de simples objetos cotidianos.

En referencia al maquillaje de esta década, conviven dos tendencias: una que defendía la sofisticación y la otra, la naturalidad de la mujer.

La piel lucía un tono menos pálido y más saludable, con rostros aniñados y con aspecto de ninfas que destacaban por sus ojos grandes.

El maquillaje se centra en los ojos maquillándolos exageradamente, se perfilan con eye-liner por la parte superior e inferior del ojo, creando una forma redondeada; la banana es muy marcada. Las pestañas eran muy exageradas, casi siempre postizas y a veces hasta dibujadas. Las cejas son extremadamente finas, mientras que los labios se maquillan muy suaves y naturales, adoptando una expresión infantil como de niña-mujer y seductora a la vez.

A finales de la década se pasa de tonos de sombras oscuras a colores más claros en toda la gama de colores pastel: rosas, melocotones, celestes, turquesas, malvas… Los tonos metalizados como bronce, oro y plata fueron cogiendo cada vez mayor protagonismo. Y el eye-liner cada vez es más exagerado y se pone de moda marcar la línea inferior en blanco. 
Los coloretes, que pasan a llamarse rubores, cambiaron sus texturas y crearon los rubores en crema, dulces y suaves.El rosa es el color favorito de la mayoría.


El ideal de belleza era una imagen de muñeca, delgada, con mucho volumen en el pelo, ojos grandes y marcados, y boca jugosa y carnosa.

Las melenas se alargaron, soltaron, cresparon, tiñeron… Se dio paso a la decoración corporal y a los toques hippies tanto en la indumentaria como en el cabello. Por otro lado, las ropas se llenaron de colorido y aparecieron las primeras minifaldas y con ellas regresaron los maquillajes para piernas.

Respecto al vestuario:

El género femenino empezó a anunciar su independencia de moda de espíritu libre (que continuaría en las siguientes décadas), adaptando en su vestuario desde vestidos andróginos, popularizados por la modelo Twiggy, hasta las sugerentes botas altas que lucía Jane Fonda en Barbarella.

(Jane Fonda en Barbarella)

La inspiración para el diseño de prendas, patrones, de la época, frecuentemente venía tomada de las obras de arte contemporáneas, a modo de grandes lienzos llenos de cuadrados o simples figuras geométricas. Uno de estos patrones derivó en el estilo “op”, diminutivo de “óptico”, referido a las ilusiones ópticas creadas por las obras de arte y que buscaban reflejarse en las prendas.

La prenda por excelencia de principios de la década es la minifalda. Mary Quant fue la encargada de llevar la minifalda al público en general, con los dobladillos por encima de la rodilla, toda una transgresión para la época, marcando una tendencia juvenil y divertida.


 Otra de las piezas clave fueron los vestidos cortos de línea A, que similares a la minifalda, llegaban a mitad del muslo o más arriba. Solían fabricarse de algodón o tela de lana, y las variaciones que sufrían eran en el largo de sus mangas, yendo desde musculosas hasta largas y fluidas.

Sumado a este par de prendas iconos de la década, aparecieron los pantalones cortos, con intención de seguir mostrando más la pierna, o incluso largos, se buscaba que acentuaran la pierna. Los famosos pantalones Capri, ajustados y mostrando parte de la pantorrilla causaron sensación. Éstos se combinaban con blusas de botones o cinturones anchos. Igualmente cobran fuerza los pantalones de campana, tanto en chicos como en chicas.


Nacen los zapatos con plataformas.

Mención aparte merece la moda hippie, corriente contracultural de la década, la cual impuso en la moda la actitud de “todo vale” en la moda juvenil. La moda unisex, como los vaqueros desgastados y rotos, junto con camisetas teñidas, compitió con los vestidos femeninos de grandes estampados florales y diseños psicodélicos. Como accesorios, colgantes con el símbolo de la paz, del amor, cintas en el pelo, etc., proporcionaron el complemento perfecto para cualquier estilo.