viernes, 25 de abril de 2014

viernes, 18 de abril de 2014

Las Pin-Ups

Entre finales de los años 40 y principios de los 50, La Segunda Guerra Mundial supuso un paréntesis en los avances de la moda, el maquillaje y la belleza en general.

A pesar de eso las francesas agudizan el ingenio para mantener una estética “New Style”. Chanel y Dior le dan un giro radical a sus conceptos, pero el retroceso en el mundo de la cosmética y la moda es evidente.

En cambio, en América (EEUU), al verse como un país implicado indirectamente en el conflicto, mantiene un cierto estándar de belleza, inspirándose en el ideal de belleza de las grandes estrellas del cine. El glamour de Hollywood se convierte en una industria de hacedoras de bellezas y es allí donde aparecen “Las Chicas Pin-Ups”.

Con este nombre se conocen las fotografías de chicas bonitas en actitudes sugerentes. Su éxito fue tan rotundo que con el tiempo han llegado a influir en muchos terrenos como en el cine, televisión, publicidad y cómics de la época.


Las pin-up siguen un patrón: mujeres bonitas, sensuales, que destilan erotismo e ingenuidad por todos sus poros. Su encanto reside en sus poses y sus miradas, en esa falda que enseña lo justo, o en esa lencería que sugiere más que enseña.

Las chicas pin-up revolucionaron más adelante el concepto de belleza y dieron cuerpo a un icono de feminidad: la “cheesecake” , que viene de la expresión “está mejor que un pastel de queso”.


Desde las revistas y los calendarios llegaron a todos los rincones del país. Su popularidad fue tal que hasta el gobierno americano llegó a regalar pin-up a los soldados.

Bettie Grable, Marilyn Monroe y Betty Page entre muchas otras se convierten en los auténticos iconos pin-up, marcando tendencia en el estilo de vestir y maquillaje de la época. Leyendas femeninas que inmortalizaron artisticamente esta tendencia que seguirá siendo una de las referencias universales más importantes en el mundo de la moda, belleza, publicidad, cine y televisión.

Bettie Grable

Marilyn Monroe

Betty Page

La estética de la chica pin-up logra un efecto encantador y desglosa diferentes estilos.

viernes, 11 de abril de 2014

Maquilladores y diseñadores de los años 50

Siguiendo con nuestro viaje por los años 50, dedicamos la entrada de la semana a los maquilladores y diseñadores destacables de esta década.

En referencia al maquillaje, la industria de la moda francesa va adquiriendo mayor importancia y su influencia en el maquillaje cada vez es más patente.

En esta época Christian Dior se inicia en el mundo del maquillaje.


El maquillaje Dior nace entre los bastidores de los desfiles de Alta Costura. Desde sus inicios, Christian Dior comprende la importancia de los sombras de ojos, de los polvos y de las barras de labios. Amante del color, ve en el maquillaje una nueva manera de volver más guapas a las mujeres. Así, en 1953, lanza su saga Rouge Dior, con una paleta de ocho tonalidades que van desde el rojo profundo hasta el anaranjado vivo, a contracorriente de la tendencia dominante.

“Existen ocho tonos especialmente elegidos por Christian Dior para combinar con cada tono de piel, cada color, cada tela, cada hora…”. Éxito rotundo, Rouge Dior está en todos los bolsos. Verdadero accesorio de moda, anuncia ya los lazos estrechos que unen hoy un día la moda y el maquillaje de la Casa.

          “El color impone la innovación.Un toque de color es suficiente para modificar su aspecto”
                                                                                    Christian Dior


Así, con el comienzo de la primera barra de labios, la cosmética Dior se abre paso en el mercado, un mercado que se rindió a sus pies y al que aún en la actualidad sigue deslumbrando con sus novedosas creaciones, ya que este primer lanzamiento le siguió una completa línea cosmética que hoy en día se encuentra entre las más deseadas del mercado.


El maquillaje Dior se ha inspirado en la audacia y la efervescencia creativa de las colecciones de moda de la Casa. Dior innova cada temporada con la creación de looks pensados para magnificar sus colecciones de Alta Costura. Como un homenaje al modisto que adoraba el color, el maquillaje Dior exalta tonos inéditos con pigmentos cada vez más intensos.

Otras marcas como Chanel y más tarde Rochas irrumpen en el mundo del maquillaje e implantan la costumbre de lanzar dos coloridos de temporada acordes con sus colecciones de moda. Combinaciones como sombra verde claro con delineador azul oscuro y máscara violeta, la combinación párpados turquesa y labios naranja, que tuvo mucho éxito.

Las cejas se llevaban más claras y anchas como Audrey Hepburn que daban un toque elegante a la par que dramático o bien podían ir un poco más curvadas al estilo de Marilyn Monroe o Elizabeth Taylor que daban un aire más sensual.

Audrey Hepburn

Marilyn Monroe

Elisabeth Taylor

Respecto a la moda, una de las figuras más emblemáticas del mundo de la moda, no solo de esta década, si no atemporal en la historia, por el legado en la moda que nos ha dejado, es  Coco Chanel.



Nacida en 1883, su carrera en el mundo de la moda empezó mucho antes, considerada como una transgresora en la primera Guerra Mundial, diseñó bolsos, perfumes, sombreros y joyas; como es su fragancia exclusiva, Chanel Nº5, que se convirtió en un producto emblemático y mundialmente conocido. Estableció una ruptura con la opulenta y poco práctica elegancia de la Belle Époque y creó una línea de ropa informal, sencilla y cómoda.

Pero en los años 50, tras pasar varios años exiliada en Suiza, Coco volvió a su casa en la rue Cambon 31, con la intención de “ser lo que está por llegar”, y lo consiguió. Comenzando, desde cero, Chanel empezó a imponer, de nuevo, su particular sentido de la elegancia, creando iconos imperecederos en el mundo de la moda. En 1955, el bolso acolchado, en 1956 el traje de diseño minimalista y, por fin, en 1957 el zapato beige con punta negra y correa elástica.
 
Diseñado en febrero de 1955, se dice que Chanel se inspiró para crear este bolso (modelo 2.55)en el acolchado de las sillas de montar del hipódromo de Suresnes en París. Hoy en día, sigue siendo uno de los modelos más deseados en todo el mundo.

Imagen del mítico traje sastre de Chanel, fabricado en tweed, y forrado interiormente en seda, se acopla perfectamente al cuerpo de la mujer, permitiendo fluidez y movimiento. En el dobladillo interior, lleva una cadenita para darle peso a la prenda. Tiene dos bolsillos superiores y dos inferiores.
 
Inspirada como ya era costumbre en ella en la estética masculina, gracias a la combinación de colores, con la puntera negra conseguía acortar el pie, y con el beige alargar la pierna. La cinta elástica dotaba al pie de mayor libertad de movimientos y mucha más comodidad. Fue la propia Chanel la primera en probar estos zapatos.

Amiga también de los complementos, fue su gusto por las perlas, lo que ha hecho que a día de hoy, éstas sigan considerándose un símbolo de elegancia y distinción.

Cristobal Balenciaga: 

Contemporáneo a Chanel y Dior, impuso un estilo totalmente innovador, es apartir de esta década cuando consigue todo su esplendor.


A diferencia de muchos otros diseñadores, Balenciaga no realizaba bocetos de sus creaciones, si no que siempre tuvo un pleno dominio de la costura y el manejo de los tejidos.

 En sus creaciones, manifestó predilección por los tejidos con peso, enriqueciéndolos con bordados a mano, pedrería o lentejuelas.
 
En su haber destacan los vestidos negros, abrigos cuadrados sin cuello ni botones, la manga japonesa, vestido túnica o los impermeables transparentes.
Su estilo, totalmente innovador se basaba en: línea de hombros caídos, cintura pinzada y caderas redondas.


Balenciaga era capaz de crear un vestido con un paño de tela, sin casi cortes ni costuras, y en poquísimo tiempo. Tenía una habilidad para crear volúmenes y formas de una forma asombrosa, dando además, un acabado perfecto a sus prendas. Creaba diseños exclusivos para sus mejores clientas, sin necesidad de pruebas.

Apasionado de los grandes maestros de la pintura española, sobre todo Velazquez y Goya, también encontramos influencias cubistas en sus modelos.

Se ha dicho de Balenciaga que su percepción de la mujer es más japonesa que occidental; por ejemplo, aunque sus modelos no resultan eróticos, ya que consisten en volúmenes que encierran a la mujer, destaca mucho el elemento de la nuca, muy erótico en Japón.


Muy celoso de su vida privada, visitó a una larga lista de clientas de la alta sociedad, incluyendo a Marlene Dietrich o Greta Garbo. Recibía a sus clientes con cita previa y organizaba eventos privados en su taller.

 
Marlene Dietrich
Durante su carrera Balenciaga vivió por y para la alta costura, negándose a realizar colecciones de ese tipo. La colaboración más cercana que tuvo fue el diseño de los uniformes de las azafatas de Air France, retirándose poco después.

viernes, 4 de abril de 2014

Los años 50

Corrían los años 50 y el mundo comenzaba a dejar una etapa atrás, apostándose por la renovación el progreso. La guerra mundial había terminado y la vida era buena. Las familias trabajaban, viajaban, jugaban, todo era perfecto y adecuado, y esa imagen también se reflejó en el maquillaje y en la moda. Tras los años de angustia y penurias, la mujer pudo volver a vivir en la tranquilidad de su hogar, darse pequeños gustos y ser coqueta. La mujer de esta época debía ser una excelente ama de casa, esposa, madre y mujer, y todo ello debía quedar, además, reflejado en su aspecto, debía estar IMPECABLE siempre. Se produce una vuelta al esplendor, aparcando el estilo austero de los años de la guerra.


El cabello se llevaba corto, a media melena o largo, pero siempre marcando ondas y bucles y con un acabado pulido y brillante.


Tras La Segunda Guerra Mundial surge una serie de adelantos en cuanto al maquillaje se refiere, se crea el primer fondo de emulsión fluida llamado “Fluid Make-up” por parte de la casa Gemey con el cual el rostro queda más natural que en décadas anteriores, evitando la teatralidad.

Las cejas son uno de los puntos protagonistas del maquillaje de los años 50, éstas pasan a ser gruesas y perfiladas, adquieren el clásico pico, llamado “ala de paloma”, maquillándolas en tonos tirando a oscuros.

Los ojos se resaltan con eye-liner negro, fino en la zona del lagrimal y grueso hacia el exterior del ojo, con un rabillo ascendente que rasga la mirada. Las sombras son luminosas, fundamentalmente azules, verdes o marrón chocolate marcando la cuenca del ojo. Y las pestañas se maquillan con máscara de pestañas y, a ser posible, se utilizan pestañas postizas.

La piel se muestra aterciopelada. La base de maquillaje ya no es tan clara y se utiliza un tono similar a la piel o incluso un tono que dé efecto bronceado.

Los labios se perfilan con exageración, sobrepasando incluso la línea natural del mismo para que parezcan más gruesos. La tendencia es separar ligeramente la forma de corazón del labio superior y los colores con los que se maquillan son intensos, el más popular es el rojo.
Los pómulos se acentúan por debajo, para crear volúmenes, con un tono teja.

La diva más representativa es Marilyn Monroe. El lunar que luce sobre el labio también se puso de moda.


En la estética de la moda, esta década marcó un punto de inflexión. Por primera vez en la historia la imagen femenina se dividió, apareciendo dos tipos de mujeres, que según su estilo, seguían la moda, aunque con apariencia bastante distinta.

Estaban por un lado las mujeres sofisticadas, con ropas de adulto, elegantes, y vestidas de alta costura por Balenciaga, Dior o Givenchy. En la prensa del momento, las modelos que reflejaban estos arquetipos de mujeres, eran arrogantes, muy delgadas y muy maquilladas.


Por otro lado, el otro grupo lo formaban mujeres jóvenes, casi adolescentes, de cara redonda y aspecto sano, con media melena suelta, o peinados básicos, vestidas con ropas informales y holgadas, tales como vaqueros, pantalones Capri, jerseys anchos, bermudas, faldas amplias, zapatos bajos y bailarinas.


Pero a pesar de estas diferencias, en muchas ocasiones, era la propia mujer la que adoptaba los dos estilos. Embutida en un sofisticado vestido de Alta Costura y tacones de aguja, para asistir a fiestas, o camisas holgadas, pantalones y zapato plano para la vida diaria.  Encontramos ejemplos en las actrices de moda de la época como Brigitte Bardot o Marilyn Monroe, encarnando esta nueva dualidad.


Pero el porqué de esta división de estilos (inedita en el mundo de la moda hasta entonces), se explica básicamente en que los diseños inspirados en la Alta Costura no complacían  a las jóvenes de clase media, quienes empezaron a reclamar una nueva y concreta imagen para ellas.

Como respuesta a esta necesidad comenzaron a surgir en Estados Unidos diversas modas juveniles: inspiradas en la ropa de deporte, rock´n´roll, las estrellas de cine, etc.

En cuanto al vestir: escotes de corazón pronunciados, hombros descubiertos, faldas y pantalones de talle alto, busto realzado, y por supuesto, zapatos de tacón alto.

Los vestidos están destinados a marcar cintura y pecho, es por ello que son de amplios vuelos o faldas muy estrechas.


Respecto a los complementos, el más importante de la década fue el cinturón ancho, con el cual las mujeres, comprimían y resaltaban su cintura.

Igualmente, los pañuelos, guantes, tocados y bolsos eran accesorios casi obligados. Los pañuelos se volvieron imprescindibles, para aquellas mujeres que conducían coches descapotables, y buscaban proteger su peinado.

Las orejas quedaban al descubierto para poder lucir joyas como aros grandes y con mucho brillo que se combinaban con collares de perlas de una o dos vueltas.